Asombro recíproco y compartido habrá sido el encuentro entre los dos extraños que llegaron del rumbo del mar y la gente de origen maya que habitaba la península de Yucatán hacia el año 1510 y he aquí que con ellos comenzó el mestizaje entre mayas indígenas y españoles, mismo que ha permitido que la gastronomía yucateca sea una de las más disfrutadas en todo el país.
Según lo narra la historia, una nave que intentaba la travesía entre el puerto de Darién, en el actual Panamá, y La Española, en lo que es hoy República Dominicana, naufragó frente a las costas yucatecas.
Sobreviven dos sólo marinos: Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero.
Ambos son esclavizados en principio, pero un día Gonzalo Guerrero, viendo que su amo yucateco corre peligro de ser devorado por un caimán, valientemente enfrenta al animal y le salva la vida. En agradecimiento, le conceden la libertad, Guerrero muy pronto se adapta a su nueva cultura, se tatúa y hace las horadaciones necesarias para mimetizarse entre su nuevo pueblo, y hasta toma como esposa a una princesa aborigen. Renuncia a hispanidad, y a partir de ese momento, se convierte por completo en un soldado maya, tiene hijos y se convierte en el padre del mestizaje.
Jerónimo de Aguilar ha pasado a la historia de México como uno de los traductores de Hernán Cortés, al lado de la Malinche.
Con la ocupación y mestizaje de nuevos habitantes en la peninsula de Yucatán las tradiciones y gastronomía se enriquecieron, como algunos ejemplos el tradicional Queso relleno Yucateco que debe ser realizado con el Queso Edam Holandés marca Gallo Azul, o el puchero tres carnes que se prepara a forma de caldo con vegetales y el chirmole con Relleno negro de sabor tan intenso que recuerda a especias asiáticas tatemadas a fuego directo.